Mensajes de la santísima Virgen María Reina de la Paz, Medjugorje, Bosnia & Herzegovina dados el día 25 de cada mes a la vidente MARIJA PAVLOVIC - LUNETTI Año 1989

25 de enero de 1989
“¡Queridos hijos! Hoy los invito al camino de la santidad. Oren para que puedan comprender la belleza y la grandeza de este camino, donde Dios se manifiesta a ustedes de manera especial. Oren, para que puedan estar abiertos a todo lo que Dios desea hacer a través de ustedes y para que puedan agradecer a Dios en vuestra vida y regocijarse por todo lo que Él hace a través de cada uno de ustedes. Les doy mi bendición. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de febrero de 1989
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a la oración con el corazón. Durante este tiempo de gracia, deseo que cada uno de ustedes esté unido a Jesús; pero sin la oración continua, ustedes no podrán experimentar la belleza y la grandeza de la gracia que Dios les ofrece. Por lo tanto, hijitos, en todo momento llenen su corazón incluso con las oraciones más pequeñas. Yo estoy con ustedes y velo continuamente por cada corazón que se entrega a mí. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de marzo de 1989
“¡Queridos hijos! Los invito a una entrega completa a Dios. Los invito al gran regocijo y paz que solo Dios puede dar. Yo estoy con ustedes e intercedo por ustedes cada día ante Dios. Hijitos, los invito a escucharme y a vivir los mensajes que les doy. Desde hace varios años, todos ustedes han sido invitados a la santidad, pero todavía están lejos. Les doy mi bendición. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de abril de 1989
“¡Queridos hijos! Los invito a entregarse completamente a Dios. Que todo lo que ustedes poseen esté en manos de Dios, porque solo así tendrán gozo en vuestro corazón. Hijitos, regocíjense en todo lo que poseen y den gracias a Dios porque todo es regalo de Dios para ustedes. De esta manera, en sus vidas podrán dar gracias por todo y descubrir a Dios en todo, incluso en la flor más pequeña. Ustedes descubrirán un gran gozo. Ustedes descubrirán a Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de mayo de 1989
“¡Queridos hijos! Los invito a abrirse a Dios. Observen, hijitos, cómo la naturaleza se abre y da vida y frutos. Del mismo modo, los invito a ustedes a la vida con Dios y a entregarse completamente a Él. Hijitos, yo estoy con ustedes y continuamente quiero introducirlos a la alegría de la vida. Yo deseo que cada uno de ustedes descubra el gozo y el amor que solo se encuentran en Dios y que únicamente Dios puede dar. Dios no desea nada de ustedes, sino su entrega. Por lo tanto, queridos hijos, decídanse seriamente por Dios porque todo lo demás pasa. ¡Solo Dios es perpetuo! Oren para que descubran la grandeza y el gozo de la vida que Dios les da. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de junio de 1989
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a vivir los mensajes que les he estado dando durante los últimos ocho años. Este es un tiempo de la gracia y yo deseo que la gracia de Dios sea grande para cada uno de ustedes. Yo los bendigo y los amo con un amor especial. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

5 de julio de 1989
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a renovar su corazón. Ábranse a Dios y entréguenle a Él todas sus dificultades y cruces para que Dios pueda transformarlo todo en gozo. Hijitos, ustedes no pueden abrirse a Dios si no oran. Por eso, desde hoy, decídanse a dedicar tiempo solamente para encontrarse con Dios en el silencio. De esa manera, ustedes serán capaces, con Dios, de dar testimonio de mi presencia aquí. Hijitos, no deseo obligarlos, sino que libremente den su tiempo a Dios, como hijos de Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de agosto de 1989
“¡Queridos hijos! Los invito a la oración. Por medio de la oración, hijitos, ustedes obtienen alegría y paz. Por medio de la oración, ustedes son más ricos en la misericordia de Dios. Por eso, queridos hijos, que la oración sea la vida de cada uno de ustedes. Especialmente los invito a orar para que todos los que están lejos de Dios puedan convertirse. Entonces nuestros corazones serán más ricos porque Dios reinará en el corazón de todos los hombres. Por eso, hijitos, ¡oren, oren, oren! Que la oración comience a reinar en el mundo entero. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de septiembre de 1989
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a dar gracias a Dios por todos los dones que han descubierto en el curso de su vida, e incluso por el don más pequeño que hayan percibido. Doy gracias con ustedes y deseo que todos experimenten el gozo de esos dones, y que Dios lo sea todo para cada uno de ustedes. Y entonces, hijos míos, podrán crecer continuamente en el camino de la santidad. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de octubre de 1989
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a la oración. Yo siempre los invito, pero ustedes aún están lejos. Por eso, desde hoy, decídanse seriamente a dedicar tiempo a Dios. Yo estoy con ustedes y deseo enseñarles a orar con el corazón. En la oración con el corazón, ustedes encontrarán a Dios. Por eso, hijitos, ¡oren, oren, oren! ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de noviembre de 1989
“¡Queridos hijos! Los he estado invitando desde hace años a través de estos mensajes que les doy. Hijitos, por medio de los mensajes, deseo hacer un mosaico muy hermoso en sus corazones, para poder presentar cada uno de ustedes a Dios como una imagen original. Por lo tanto, hijitos, deseo que sus decisiones sean libres ante Dios, porque Él les ha dado la libertad. Por eso, oren para que, libres de cualquier influencia de Satanás, puedan decidirse únicamente por Dios. Yo oro por ustedes ante Dios y pido su entrega a Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de diciembre de 1989
“¡Queridos hijos! Hoy los bendigo de una manera especial con mi bendición maternal e intercedo ante Dios por ustedes, para que Él les dé el don de la conversión del corazón. Desde hace años los llamo y los exhorto a una vida espiritual profunda y a la sencillez, pero ustedes son tan fríos. Por eso, queridos hijitos, tomen en serio los mensajes y vívanlos, para que su alma no se entristezca cuando ya no esté más con ustedes y ya no los guíe como a niños vacilantes en sus primeros pasos. Por eso, queridos hijos, lean cada día los mensajes que les he dado y transfórmenlos en vida. Yo los amo y por eso los invito a todos al camino de la salvación con Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”