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Mensajes de la santísima Virgen María Reina de la Paz, Medjugorje, Bosnia & Herzegovina


Mensajes de la santísima Virgen María Reina de la Paz, Medjugorje, Bosnia & Herzegovina dados el día 25 de cada mes a la vidente
MARIJA PAVLOVIC - LUNETTI

Año 1988

MARIJA PAVLOVIC - LUNETTI

25 de enero de 1988
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a la conversión total, que es difícil para todos aquellos que no han elegido a Dios. Los invito, queridos hijos, a convertirse totalmente a Dios. Dios puede darles todo lo que pidan; pero ustedes acuden a Dios solo cuando llegan las enfermedades, los problemas, las dificultades y piensan que Dios está lejos de ustedes y que no los escucha y no atiende sus oraciones. No, queridos hijos, ¡eso no es verdad! Si están lejos de Dios, no pueden recibir gracias porque no las piden con fe firme. Oro cada día por ustedes y deseo acercarlos siempre más a Dios, pero no puedo hacerlo si ustedes no lo desean. Por eso, queridos hijos, pongan sus vidas en manos de Dios. Los bendigo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de febrero de 1988
“¡Queridos hijos! También hoy deseo invitarlos a la oración y al abandono total en Dios. Sepan que los amo y es por amor que he venido aquí, para mostrarles el camino de la paz y de la salvación de sus almas. Deseo que me obedezcan y que no permitan a Satanás que los seduzca. Queridos hijos, Satanás es fuerte y por eso les pido sus oraciones y que me las ofrezcan por aquellos que están bajo su influencia, para que puedan salvarse. Den testimonio con sus vidas y ofrezcan sus vidas por la salvación del mundo. Estoy con ustedes y les doy las gracias. En el Cielo recibirán del Padre la recompensa que Él les ha prometido. Por eso, hijitos, no se preocupen. Si ustedes oran, Satanás no podrá hacer nada contra ustedes, porque ustedes son hijos de Dios y Él tiene Su mirada puesta en ustedes. ¡Oren! Y que el Rosario esté siempre en sus manos como signo para Satanás de que ustedes me pertenecen. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de marzo de 1988
“¡Queridos hijos! También hoy los invito al abandono total en Dios. Ustedes, queridos hijos, no son conscientes del gran amor con el que Dios los ama. Por esa razón, Él me permite estar con ustedes, para instruirlos y ayudarlos a encontrar el camino de la paz. Pero si no oran no podrán descubrir ese camino. Por eso, queridos hijos, déjenlo todo y consagren su tiempo a Dios, y Dios los recompensará y los bendecirá. Hijitos, no olviden que su vida pasa como una florecilla de primavera, que hoy es maravillosa y mañana no se encuentran rastros de ella. Por eso, oren de tal modo que su oración y su abandono se conviertan en una señal en el camino. Así, su testimonio no tendrá solamente valor para ustedes sino para toda la eternidad. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de abril de 1988
“¡Queridos hijos! Dios desea hacerlos santos, y por eso los invita a través de mí al abandono total. ¡Que la Santa Misa sea para ustedes vida! Comprendan que la iglesia es la Casa de Dios, el lugar donde los reúno y deseo mostrarles el camino que conduce a Dios. ¡Vengan y oren! No se fijen en los demás ni murmuren de ellos, sino que su vida sea, en cambio, un testimonio en el camino de la santidad. Las iglesias son dignas de respeto y están consagradas porque Dios, que se hizo Hombre, habita en ellas día y noche. Por lo tanto, hijitos, crean y oren para que el Padre acreciente su fe, y luego pidan lo que necesiten. Estoy con ustedes y me regocijo por su conversión. Los protejo con mi manto materno. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de mayo de 1988
“¡Queridos hijos! Los invito al abandono total en Dios. Oren, hijitos, para que Satanás no los sacuda como ramas al viento. Sean fuertes en Dios. Deseo que a través de ustedes el mundo entero conozca al Dios de la alegría. Den testimonio con su vida del gozo divino. No estén angustiados ni preocupados. Dios los ayudará y les mostrará el camino. Deseo que amen a todos con mi amor: a buenos y malos. Solo así el amor reinará en el mundo. Hijitos, ustedes son míos. Los amo y deseo que se abandonen en mí para que los pueda conducir a Dios. Oren incesantemente para que Satanás no pueda aprovecharse de ustedes. Oren para que comprendan que son míos. Los bendigo con la bendición de la alegría. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de junio de 1988
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a ese amor que es leal y agradable a Dios. Hijitos, el amor lo acepta todo, aun lo que es duro y amargo, en aras de Jesús que es Amor. Por eso, queridos hijos, oren a Dios para que Él venga en su ayuda, no según vuestros deseos sino según su Amor. Entréguense a Dios para que Él pueda sanarlos, consolarlos y perdonar todo aquello que en ustedes es un impedimento en el camino del amor. Dios puede moldear vuestra vida y ustedes crecerán en el amor. Hijitos, glorifiquen a Dios con el cántico de amor, para que el amor de Dios pueda crecer en ustedes día a día hasta alcanzar su plenitud. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de julio de 1988
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a una entrega completa a Dios. Todo lo que hagan y todo lo que posean entréguenselo a Dios para que Él pueda reinar en sus vidas como el Rey de todo lo que poseen. De esta manera, a través de mí, Dios podrá guiarlos hacia las profundidades de la vida espiritual. Hijitos, no tengan miedo, porque yo estoy con ustedes, incluso cuando piensan que no hay salida y que Satanás reina. Yo les traigo la paz. Yo soy su Madre y la Reina de la Paz. Los bendigo con la bendición de la alegría, de modo que Dios sea para ustedes todo en la vida. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de agosto de 1988
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a todos a regocijarse por la vida que Dios les da. Mis queridos hijos, regocíjense en Dios Creador, porque Él los ha creado tan maravillosamente. Oren para que sus vidas sean una gozosa acción de gracias, que fluya desde su corazón como un río de alegría. Hijitos, den gracias sin cesar a Dios por todo lo que poseen, por cada pequeño regalo que Dios les ha dado, para que la bendición gozosa de Dios descienda siempre sobre ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de septiembre de 1988
“¡Queridos hijos! Los invito a todos sin excepción al camino de la santidad en sus vidas. Dios les ha concedido el don de la santidad. Oren para que lleguen a conocerlo cada vez más y, de esa manera, ustedes podrán dar testimonio de Dios con sus vidas. Queridos hijos, yo los bendigo e intercedo por ustedes ante Dios para que su camino y su testimonio sean totales y sean una alegría para Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de octubre de 1988
“¡Queridos hijos! Mi llamado para que vivan los mensajes que les doy es diario, especialmente, queridos hijos, porque deseo acercarlos más al Corazón de Jesús. Hijitos, hoy los invito a la oración de Consagración a Jesús, mi Hijo amado, para que cada uno de sus corazones sean de Él y además los invito a consagrarse a mi Corazón Inmaculado. Deseo que ustedes se consagren personalmente, como familias y como parroquias, de tal modo que todos ustedes le pertenezcan a Dios a través de mis manos. Por lo tanto, queridos hijitos, oren para que ustedes puedan comprender la grandeza de este mensaje que les doy. Yo no quiero nada para mí misma, sino que todo sea para la salvación de sus almas. Satanás es fuerte y, por tanto, ustedes, hijitos, por medio de la oración continua, abrácense estrechamente a mi Corazón materno. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de noviembre de 1988
“¡Queridos hijos! Los invito a la oración para que en la oración tengan un encuentro con Dios. Dios se ofrece y se da a ustedes. Pero Él desea de ustedes que respondan con libertad a su llamado. Por eso, hijitos, encuentren durante el día un tiempo para poder orar en paz y humildad y encontrarse con Dios Creador. Yo estoy con ustedes e intercedo por ustedes ante Dios. Por lo tanto, velen para que cada encuentro en la oración sea un gozo por haber encontrado a Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de diciembre de 1988
“¡Queridos hijos! Los invito a la paz. Vivan la paz en su corazón y en su entorno, para que todos puedan conocer la paz que no proviene de ustedes sino de Dios. Hijitos, hoy es un gran día, ¡regocíjense conmigo! Celebren el nacimiento de Jesús con mi paz, la paz con la que he venido como su Madre, Reina de la Paz. Hoy les doy mi bendición especial. Llévenla a cada criatura para que tenga paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

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